Por jon
Publicado el 14 mayo, 2024
En el corazón de la “Gran Manzana”, se ha inaugurado una innovadora instalación que permite a los neoyorquinos interactuar visualmente con personas al otro lado del Atlántico.
El Portal, una obra de arte interactiva creada por el artista lituano Benediktas Gylys, ha sido instalada en la concurrida Flatiron South Public Plaza de Nueva York. Esta instalación permite a los transeúntes comunicarse en tiempo real con personas ubicadas a 4.828 kilómetros de distancia, en Dublín, Irlanda, mediante una transmisión en vivo disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Uniendo Continentes a Través del Arte
Benediktas Gylys describe El Portal como una demostración tangible del “poder del arte para trascender las barreras físicas”. No solo busca ser un puente entre dos ciudades separadas por el océano Atlántico, sino también una ventana para la interacción sin las limitaciones geográficas. “Los portales son una invitación a conocer gente más allá de fronteras y diferencias, y a experimentar nuestro mundo tal como es realmente: unido y uno”, expresó Gylys, destacando el objetivo de fomentar conexiones humanas más allá de los confines físicos y culturales.
El alcalde de Dublín, Daithí de Róiste, también elogió la iniciativa, afirmando que el proyecto “Portals” encarna la visión de una capital irlandesa más inclusiva. “Reúne tecnología, ingeniería y arte para acercar a comunidades de todo el mundo, permitiendo que las personas se reúnan y conecten fuera de sus círculos sociales y culturas”, dijo de Róiste, resaltando el impacto social y cultural del proyecto.
Una Evolución Tecnológica y Artística
El Portal permanecerá activo hasta el otoño boreal de este año, con diversas actuaciones culturales planeadas en ambos lados del Atlántico, agregando una capa adicional de interacción y celebración de la diversidad cultural.
Este proyecto no es la primera vez que se intenta conectar Nueva York con el otro lado del Atlántico a través del arte. En 2008, el artista británico Paul St. George presentó el Telectroscopio, que permitía a los espectadores de Nueva York y Londres observarse mutuamente a través de un aparato de grandes dimensiones. Sin embargo, El Portal de Gylys representa una continuidad y evolución de esta idea, integrando tecnología moderna para facilitar una conexión en tiempo real y a escala humana entre personas de distintas partes del mundo. Esta instalación en Nueva York es parte de una serie más amplia de portales similares creados por Gylys, con el primer par inaugurado en 2021 entre Vilnius, Lituania, y Lublin, Polonia. Se espera que el portal de Dublín también se conecte con Lituania y Polonia a partir de julio, ampliando así la red de ciudades conectadas a través de esta ventana interactiva.
Desafíos y Reflexiones Éticas
El proyecto, diseñado para fomentar el diálogo y la comprensión entre culturas distantes, ha generado una mezcla de reacciones, evidenciando tanto el potencial de la tecnología para unir a las personas como los retos que enfrenta al exponer diferencias culturales y sociales. La instalación permite a los individuos en ambas ciudades interactuar en tiempo real a través de una transmisión de video de gran tamaño, creando un espacio único de encuentro.
Sin embargo, recientes incidentes han suscitado preocupación. Algunos usuarios en Dublín han utilizado la plataforma para mostrar imágenes perturbadoras del atentado del 11 de septiembre en Estados Unidos o para consumir drogas en vista de la cámara, acciones que han sido condenadas por la comunidad internacional. Estos episodios llevaron al cierre temporal del portal hasta que se reanudó su actividad. Estas acciones plantean interrogantes sobre la ética y responsabilidad dentro de espacios virtuales compartidos.
La iniciativa de Gylys, bajo la luz de estos eventos, se ve desafiada a garantizar un espacio que promueva genuinamente el entendimiento y respeto mutuo. La respuesta de Estados Unidos ante estos actos ha sido de rechazo, reiterando la importancia de utilizar estas innovaciones tecnológicas para construir puentes, no para ahondar las divisiones.
Un Llamado a la Responsabilidad Colectiva
Esta situación es un recordatorio claro de que, mientras la tecnología tiene el poder de acercarnos, la responsabilidad de cómo se usa recae en las personas. La comunidad internacional, y en particular los participantes de este proyecto, se enfrentan ahora al desafío de redefinir las normas de interacción en este nuevo espacio compartido para asegurar que sirva como un faro de entendimiento cultural, en lugar de uno de conflicto.
En palabras de un espectador, “Este tipo de actitudes […] fueron reprobadas”, resaltando el impacto negativo que unos pocos pueden tener en un proyecto de alcance global. Es un llamado a la reflexión sobre las implicaciones de nuestras acciones en un mundo cada vez más conectado, pero igualmente dividido.