La Huella de Carbono de la Ciberseguridad

Por jon
Publicado el 31 octubre, 2023

En la era de la tecnología moderna, que abarca desde la inteligencia artificial hasta la blockchain, estamos dejando una huella de carbono significativa que a menudo pasa desapercibida. Sorprendentemente, incluso el acto de recibir 50 correos electrónicos al día puede generar la emisión de un kilogramo de dióxido de carbono (CO2). La blockchain de Bitcoin, por su parte, emite más CO2 que una ciudad entera. En este contexto, la ciberseguridad debe incorporar la gestión responsable de recursos y trabajar en la reducción de este impacto ambiental.

La proliferación de tecnologías como la inteligencia artificial, la minería de criptomonedas y la blockchain ha traído consigo importantes avances, pero también una preocupante huella de carbono y un impacto ambiental que a menudo pasamos por alto. Un ejemplo es la cantidad de correos electrónicos que recibimos diariamente; tan solo 50 de ellos generan un kilogramo de dióxido de carbono, lo que depende de la época en la que hayamos estudiado química en la secundaria.

Un dato impactante: la blockchain de Bitcoin emite más de 20 millones de kilogramos de CO2 al año. Para poner esto en perspectiva, es más de lo que emite una ciudad como Las Vegas, que sabemos que es notoriamente dependiente de la electricidad.

Cuando le preguntamos a ChatGPT sobre su huella de carbono, no proporciona una respuesta directa. Sin embargo, al presionarlo un poco, obtuvimos un número que asciende a 10,000 kilogramos de CO2. Es importante destacar que este número se refiere principalmente a la infraestructura del chat y no tiene en cuenta la infraestructura de comunicación y la base de datos, lo que subraya el significativo impacto ambiental que conlleva la tecnología.

Vivimos en un mundo impulsado por la computación cuántica, la inteligencia artificial y los criptoactivos. No obstante, a menudo descuidamos un aspecto fundamental: la función de la ciberseguridad. La ciberseguridad no solo se trata de determinar quién tiene derecho a acceder a una base de datos, sino también de garantizar un uso responsable de los recursos y reducir nuestro impacto ambiental.

En palabras de Iván Valdivia de Ingram Micro, “En un mundo donde los servicios de inteligencia artificial son cruciales y están creciendo rápidamente, debemos considerar cómo almacenamos y gestionamos la información. Podemos encontrar soluciones innovadoras para reducir nuestra huella de carbono, como enfoques en eficiencia energética y la elección de hardware y componentes que consuman menos energía”.

Este enfoque en la tecnología y la sostenibilidad puede allanar el camino hacia un futuro en el que los avances tecnológicos vayan de la mano con la responsabilidad ambiental.

La responsabilidad de abordar estos desafíos recae en parte en el Chief Information Security Officer (CISO) y se comparte con otros directivos de la empresa. Estamos hablando de un componente esencial del triple impacto: el impacto social, macroeconómico y, por supuesto, el impacto ambiental. Es hora de comenzar a seleccionar soluciones tecnológicas que tengan un bajo consumo eléctrico y generen menos desperdicio tecnológico al ser descartadas. En algún momento, debemos empezar a calcular la huella de carbono que dejamos como individuos y como empresas, aunque medirla sigue siendo un desafío que requiere soluciones confiables, a pesar de algunos esfuerzos de algunas empresas en esta dirección.