Por jon
Publicado el 31 agosto, 2024
Pável Dúrov, fundador de Telegram, ha sido formalmente imputado por la justicia francesa en una medida sin precedentes. Los cargos incluyen blanqueo de dinero, complicidad en la difusión de imágenes pedófilas y la falta de control sobre presuntas actividades delictivas en la plataforma, además de no haber colaborado con las autoridades.
Este caso representa un cambio significativo en la regulación de plataformas de internet y en la responsabilidad de sus directivos. La decisión de imputar a Dúrov, quien enfrenta hasta 10 años de prisión y está actualmente en libertad bajo fianza de 5 millones de euros con prohibición de salir de Francia, marca un punto de inflexión. Dúrov, de 39 años, posee pasaportes ruso, francés y emiratí.
Expertos europeos consultados por EL PAÍS destacan que esta acción legal representa una nueva era en la regulación de plataformas tecnológicas. Aleksandra Urman, investigadora de la Universidad de Zúrich, señala: “Es la primera vez que vemos a un CEO de una gran plataforma no específicamente dedicada al crimen siendo detenido”. Añade que esta medida puede hacer que otros líderes tecnológicos sientan que ya no están inmunes a ser considerados personalmente responsables por las actividades que ocurren en sus plataformas.
La detención de Dúrov sirve como advertencia sobre las serias consecuencias de una gestión laxa en temas de seguridad y control de contenido. Aunque Telegram difiere de plataformas como Silk Road, el caso del mercado de drogas en línea que llevó a la cadena perpetua de su creador Ross Ulbricht en 2013, muestra el potencial riesgo asociado con el incumplimiento de las normativas. Búsquedas simples en Telegram, como “Madrid comprar” o “Barcelona comprar”, revelan numerosos canales dedicados a la venta de drogas, ejemplificando la falta de control que se está cuestionando.